
¿Puede tu perro entender qué estás diciendo y cómo lo estás diciendo?
Ayer tuvimos la grata sorpresa de ver que un hallazgo científico relacionado con el mundo del perro, ocupaba espacios en informativos de televisión, diarios de noticias, blogs… las redes sociales se inundaron de un mismo titular: «Dogs understand what we say and how we say it» que traducido a la lengua de Cervantes es: «Los perros entienden qué decimos y cómo lo decimos«. La verdad que el titular te atrae y hace pensar que esas largas charlas que muchos de mis clientes les dan a sus perros cuando han roto algo, se han orinado en casa o no han obedecido una orden, deberían ser realmente efectivas. Pero, para desgracia de todos ellos, solo una parte de esos discursos (en algunos casos, a lo Fidel Castro) es entendible por el perro.
Hacía tiempo que no escribía un post en este sufrido blog: las tareas paternales y mis obligaciones laborales, me suelen dejar pocos huecos para poder aporrear teclas últimamente. Sin embargo, el tratamiento que se le ha dado a la noticia desde la mayor parte de los medios ha sido más sensacionalista que otra cosa y, casi entierran, en verdadero valor y sentido de este extraordinario hallazgo: los perros activan las mismas regiones cerebrales que los humanos para analizar el significado de las palabras (hemisferio izquierdo) y su entonación (hemisferio derecho). Pero quizás, lo más importante de este estudio realizado por el magnífico Departamento de Etología de la Universidad de Eötvös Loránd de Budapest (del que ya hemos hablado en alguna ocasión) es que el perro es capaz de integrar ambos procesos. En palabras del investigador principal, Attila Andics: «el cerebro humano no sólo analiza por separado lo que decimos y cómo lo decimos, sino que también integra los dos tipos de información, para llegar a un significado unificado. Nuestros hallazgos sugieren que los perros también pueden hacer todo eso, y utilizan mecanismos cerebrales muy similares a los nuestros».
Estas cuestiones, aun habiendo sido analizadas únicamente en 13 perros y bajo la sospecha que últimamente se cierne sobre los estudios de neuroimagen, sugieren otro aspecto fundamental en este caso para el entrenamiento de perros y es que, según Andics: «para los perros, un buen elogio puede funcionar como una recompensa, pero funciona mejor si las palabras y la entonación sugieren alabanza. Así que los perros no sólo diferencian lo que decimos y cómo lo decimos, también pueden combinar ambos para una correcta interpretación de lo que esas palabras significan realmente. Una vez más, esto es muy similar a lo que hacen los cerebros humanos»
Este experimento abre la puerta a futuras investigaciones en este campo y viene a reforzar aquello en lo que muchos entrenadores de perros creemos firmemente: no somos meros emisores de señales, nuestra entonación de voz es relevante ¡y mucho! para nuestros perros. Eso sí, las charlas al puro estilo Valdano, puede que no sean la mejor forma de corregir esa gran atracción de tu perro por tus pertenencias.
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