Foto: Nickolay Lamm

Un estudio reciente de la City University London  del Reino Unido, liderados por Ron Douglas; destaca que tanto perros como gatos, además de otros animales con vida no especialmente nocturna como los renos, podrían distinguir longitudes de onda de luz más allá de las que el ser humano puede captar (que llega hasta el violeta) y tener lo que se denomina visión Ultravioleta (UV).

Este tipo de visión, permite aumentar la capacidad de distinguir objetos y figuras en situaciones de poca luz ya que el ojo de estos animales aprovecha también esta parte del espectro que, por ejemplo el ojo humano, bloquea. Como contrapartida, en situaciones de gran claridad, puede dificultar el enfoque en detalles.

Según Ron Douglas, esto podría explicar porqué en algunas ocasiones, los perros se quedan fijamente mirando o ladrando a un lugar determinado donde nosotros no percibimos nada visualmente. Esto que algunas personas han denominado sexto sentido podría tener una explicación mucho más sencilla (y científica) y es que, perros y gatos, tienen la capacidad de percibir sensaciones y estímulos diferentes a los que nosotros podemos llegar a sentir.

Así que, si vuestro perro ladra como un poseso a las dos de la mañana en la ventana, probablemente no es que haya percibido una presencia del «mas allá», sino una del «más acá». 😉